Zaragoza, 23 de abril de 2014.
San Jorge-Día del Libro en Zaragoza.
El 23 de abril de 2014 estuve celebrando el Día del Libro junto con todas las personas que se acercaron al puesto que la Librería General de Zaragoza sacó a los porches del Paseo Independencia de Zaragoza.
Llegué a las 11 de la mañana y la calle estaba llena de personas con muchísimas ganas de disfrutar la mañana tan soleada y radiante que hacía.
Era mi primera experiencia delante de un público que no me conocía y no sabía ni lo que tenía que hacer ni lo que se esperaba de mí.
Entré en el Stand y todo el personal de la librería me recibió con mucho cariño. Me enseñaron el espacio que me habían preparado, alrededor de un metro lineal de mesa con varias pilas de mi novela, un cubilete con bolis y una silla para sentarme a escribir.
Coloqué junto a mí el cartel que habían hecho en Gráficas Editores para pegar en la librerías y que yo había enmarcado y mientras mi marido y los editores se refugiaban de los rayos de sol bajo los árboles de enfrente, pensé… y ahora …¿qué hago?.
La gente pasaba y como había varias pilas de mi libro lo miraban con interés… para luego volver a dejarlo en su sitio. Las compañeras de la editorial me decían que no me preocupara porque lo que costaba era empezar.
A los 5 minutos de estar allí me dije a mí misma…si no lo compran es porque no saben de qué va.
Dicho y hecho, el siguiente que pasó y miró mi libro le dije:
– Soy la autora de “El Secreto de Kirchland”…¿quiere que le cuente de qué va la novela?
– …um…bueno…
– Es una novela ambientada en la Inglaterra de la Baja Edad Media y en ella los personajes viven amores y odios, intrigas y pasiones, secretos y traiciones, amistad y lealtad….un montón de sueños intentando hacerse realidad… Vamos como la vida misma.
Sonrisas entre las personas que se habían acercado a escucharme.
– Y si quieren- ya eran varios- se los dedico.
Segundos de duda y el primero:
– Venga, vale, te lo compro.
– Yo también, que por lo que cuentas debe ser interesante.
– Y yo.
Me senté y empecé a escribir dedicatorias. Una tras otra. Cuando acababa me volvía a levantar y al primero que paraba volvía a explicarle el argumento de mi novela y otra vez volvía sentarme a escribir.
Mis editores me miraban desde la sombra de enfrente alucinados. El distribuidor de mi novela, que también se había acercado no entendía nada. Yo no soy conocida y menos como escritora, y a pesar de ello el público quería leer mi novela, “El secreto de Kirchland”.
Sucedieron anécdotas tan entrañables como la señora mayor que paseaba con su madre y que ante mis explicaciones me aclararon que iban a la búsqueda de una nueva edición de la Biblia que sabían que habían publicado. Ante lo que les dije…
– Señoras…la Biblia es eterna y maravillosa…pero seguro que con mi novela se divierten más.
Momentos de duda, niegan con la cabeza, continúan andando y a los pocos pasos se dan la vuelta y declaran:
– Tienes razón, hija mía, … la Biblia ya la compraremos otro día.
Hubo momentos con tantas personas esperando que cuando llegaron del programa de Aragón Televisión “Por amor al arte” se pararon allí y cuando vieron la forma en que explicaba la novela al público me dijeron….
– ¿Te podemos poner un micro?
– Claro, genial, pero un segundo que acabo de dedicar estas novelas.
Mientras me grababan la explicación de mi novela la gente que pasaba por la calle decía:
– ¿Quién es esa?
– Leonor Lalanne…
– ¿Y quién es?
– Ni idea pero le están grabando de la tele…
– Ah… pues no me suena pero…debe ser famosa.
Entre ellos se preguntaban y respondían mientras yo, ajena a estas conversaciones contaba emocionada que a pesar del terrible sol estaba siendo un día maravilloso.
Mi novela fue la más vendida esa mañana en la Librería General. A pesar de que yo tenía que estar de 12 a 14 horas, llegué a las 11 y me fui a las 16 horas exhausta, quemada por el sol pero feliz, completamente feliz al ver la respuesta tan cariñosa de las personas que se acercaron al Paseo de Independencia de Zaragoza a disfrutar San Jorge y el día del libro.
Fue un día increible.
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